Cerebros podridos

Hoy sí. Hoy escribo. Me cuesta mucho, por la falta de tiempo, por la pereza… Pero hoy sí, escribo. Porque hoy toca -y cuándo, no?- un gran #noalaguerra. Otra vez.

Creo que ya lo dije una vez: ver como se destruye un lugar en el que has estado pone los pelos de punta. Visité Siria en 2008, y en aquel momento era un país acogedor, donde vivían más de un millón de refugiados iraquíes, exiliados de la guerra en su país. Igual algunos ya imaginaban que vivirían un segundo exilio, y me pregunto dónde está esta población doblemente victimizada.

Los medios pueden mostrarnos los locos de las ametralladoras, al malísimo líder que lucha contra su pueblo y a la población sangrando, esquilmada. La geopolítica nos va a explicar que la cosa va de intereses regionales, de control de la zona, de un polvorín que conviene porque así se mueve el dinero de la guerra.

Yo sólo quiero decir que en Siria, la gente se levantaba por la mañana con ganas de ganarse la vida para alimentar a su familia. Que los que luchaban por los derechos civiles, desde la oposición política o desde otros foros, no pensaban en coger un arma -y si lo han hecho ahora, la razón es obvia-.

Yo sólo quiero decir que hay por ahí unos poquísimos cerebros podridos tomando decisiones a los que las personas les importamos un carajo. Y que, o nos unimos tod@s en un #noalaguerra colectivo y permanente, o antes de que nos demos cuenta, nos toca a nosotros.

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